sábado, 29 de agosto de 2009

Amarillos - el sol, el trigo, la arena


Los pigmentos ocres son conocidos desde la época de Altamira, aunque el amarillo tal como lo conocemos hoy en día siempre ha sido un color escaso para los pintores.

Los egipcios empiezan a utilizar un amarillo oro, procedente de un sulfuro de arsénico denominado oropimente. Los romanos usan amarillos ocres brillantes para realizar sus frescos, como los que se conservan en Pompeya y Herculano.

En la Edad Media se empiezan a usar colores vivos como el amarillo azafrán de la India, el amarillo de granos de Persia en forma de una laca denominada stil-de-grain. El amarillo de estaño o plomo empieza a sustituir al peligroso oropimente: en el S. XIV aparecerá en el norte de Europa el mastikote o masticot, un estaño de plomo menos peligroso. En los esmaltes y lozas se usan óxidos de antimonio y de estaño.

Ya en el S. XVII, los italianos empiezan a fabricar un amarillo de antimonio de plomo denominado Amarillo de Nápoles. En el XVIII, el industrial inglés Turner consigue producir el Patent Yellow y a finales de siglo, el químico francés Vauquelin consigue un hermoso y vivo color, el amarillo de cromo, que permite por fin tener un pigmento amarillo ideal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario